MUBO, baluarte de la cultura bursátil en México

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A cinco años de su inauguración, el Museo de la Bolsa Mexicana de Valores brinda una oportunidad para conocer la historia del sistema bursátil del país

Claudia Elvira Anaya

Para una sociedad atravesada por ingentes flujos de información que no dejan de crecer minuto a minuto, pocas cosas resultan tan imprescindibles como tener siempre presente su historia, siendo los museos un punto clave para lograrlo.

De acuerdo con Luisa Fernanda Rico Mansrad, jefa del Departamento de Estudios Museológicos (DEM) en Universum, Museo de las Ciencias, los museos preservan y comunican el patrimonio natural y cultural de las naciones, además de su presente y futuro, tanto a nivel material como inmaterial

El caso mexicano es excepcional, contando en 2019 con poco más de mil 700 museos, cifra que le ha colocado como uno de los principales países en la región en la materia, según datos del Instituto Latinoamericano de Museos y Parques (ILAM).

Entre la vasta oferta de opciones para conocer el legado histórico de la nación destaca la labor del Museo de la Bolsa Mexicana de Valores (MUBO), que en el marco de la celebración de su quinto aniversario brinda la posibilidad de entender el desarrollo e impacto del sector bursátil en el país.

MUBO, tras los orígenes de la Bolsa

El recorrido histórico que se emprende al interior del MUBO es de largo alcance, iniciando en la concepción de la idea de las Bolsas de Valores modernas como fuente de financiamiento regulado para las empresas.

De acuerdo con el museo, se puede rastrear el origen de las bolsas hasta la ciudad de Brujas, en Bélgica, que durante el Siglo XIII se convirtió en el sitio idóneo para el intercambio mercantil entre los comerciantes europeos más importantes del momento.

A pesar de que los habitantes no participaban en las transacciones, los dueños de las posadas que albergaban a los comerciantes comenzaron a jugar un papel fundamental en las negociaciones, fungiendo como intermediarios de los negocios efectuados por los huéspedes.

Para el Siglo XIV, los volúmenes de las negociaciones y la cantidad de transacciones realizadas llevaron a la localidad a convertirse en un centro comercial y financiero importante.

Entre las múltiples familias de posaderos, la familia Van der Buerse destacó ya que su escudo de armas (que mostraba tres monederos de piel) se considera como una posible fuente de inspiración para el nombre “Bolsa de Valores”, aunque una institución en forma todavía tardaría en ver la luz.

De forma semejante, en México los primeros inversionistas operaban en las calles, utilizando cafeterías o restaurantes como espacios para intercambiar acciones.

El MUBO explica que fue doña Filomena Mayeu quien tomó la decisión de organizar actividades bursátiles en el local de su pastelería “Viuda de Genin”, logrando que cotizaran acciones empresas como Cervecería Toluca y Moctezuma, Industria Veracruzana, Jabonera “La Laguna” y el Banco Nacional de Londres.

Para 1876, las operaciones en la pastelería hicieron evidente la necesidad de contar con un inmueble estable al que pudieran acudir exclusivamente aquellos actores dedicados al negocio bursátil.

La primera solución se encontraría en la llamada “Lonja minera del señor Trigueros”, asociación a cargo de las primeras transacciones en el país dentro de un local cerrado. Los miembros se reunían en las instalaciones de la Compañía Mexicana de Gas para estudiar títulos, formular escrituras y negociar acciones.

Para 1886 se fundaría la Bolsa Mercantil de México, constituida como un centro de operaciones privadas y de información en torno al mercado.

No obstante, el año que definiría el camino hacia la modernidad sería 1894, cuando Manuel Algara, Camilo Arriaga y Manuel Nicolín promoverían entre los principales corredores de comercio de la época la idea de que la negociación de valores debía tener un marco normativo e institucional.

Los esfuerzos rindieron frutos el 31 de octubre del mismo año, fecha en la que se fundó la Bolsa Nacional, con sede social en la calle de Plateros No. 9 en la Ciudad de México.

La inauguración vio a la par la creación de una Sociedad Anónima con 300 acciones, representativas de un capital de 60 mil pesos, así como el establecimiento de mecanismos para que existiesen socios contribuyentes y un total de 50 agentes de negocios sujetos a la calificación de honorabilidad para obtener crédito y respetabilidad.

Las operaciones de la Bolsa Nacional podían realizarse durante sesiones públicas de negocios o fuera de ellas, publicándose una hoja con los datos generados junto con las noticias financieras más relevantes.

Posteriormente, José Limantour, secretario de Hacienda en el gobierno de Porfirio Díaz, impulsaría la unificación de diversas instituciones en una única Bolsa, cuyo funcionamiento debía regirse por la ley para evitar la especulación.

El paso del tiempo traería consigo otra serie de cambios para la Bolsa, que durante el Siglo XX vería su consolidación con la actual denominación como Bolsa Mexicana de Valores (BMV), mudando su sede en 1990 al número 255 de la avenida Paseo de la Reforma.

Un lustro de trabajo

Dada la rica y extensa historia detrás del sistema bursátil en el país, el proyecto de un museo que recogiera los eventos indispensables para su comprensión iría cobrando cada vez más relevancia.

Al cierre de 2017 ya se adelantaba la próxima apertura de un espacio destinado a acercar al público general a temas bursátiles e incentivar la cultura financiera entre los ciudadanos.

El 8 de abril de 2019 se inauguraría finalmente el Museo de la Bolsa, cuyo espacio de 450 metros cuadrados ha albergado desde entonces un recorrido cronológico que rememora al detalle los ya más de 100 años de historia de la Bolsa, además de los orígenes de otras plazas bursátiles del mundo.

Eliminación de estigmas

La exposición principal del MUBO, ubicado en el mezzanine del Centro Bursátil, lleva a sus visitantes a conocer diferentes núcleos temáticos, pasando por las características operativas y arquitectónicas que han caracterizado a las distintas sedes de la Bolsa, con su evolución legal y la constante innovación tecnológica al pasar de los años.

“La creación del MUBO forma parte del esfuerzo que realizamos para difundir entre todo el público, pero especialmente entre estudiantes, el conocimiento de temas financieros y con ello mostrar la manera en que éstos han contribuido en el desarrollo de México”, explicó Gerardo Aparicio, director del museo y de la Escuela Bolsa de Valores.

“Nuestro objetivo es que quien visite el museo salga con mayor conocimiento de la Bolsa y de toda la oferta de productos, pero además agrega valor a las personas”, enfatizó.

En entrevista, el directivo bursátil comentó que el MUBO ha contribuido a la eliminación del estigma de que la Bolsa de Valores no es para todas las personas, de que es algo inaccesible.

“El museo ha roto la idea de elitismo en el aspecto financiero, ya que nos visitan personas de distinto nivel académico y socioeconómico, nos visitan distintos públicos. El museo ha venido a complementar un ecosistema de formación para llevar de la mano a nuestros visitantes a elementos más sofisticados que tienen que ver con la cultura bursátil”, dijo.

Nuestro objetivo para los próximos cinco años, agregó Gerardo Aparicio, es tener un mayor público, que nos visite todo el año con el fin de acrecentar y diversificar la cultura financiera y bursátil en todo el país.

Línea del tiempo

Además de su línea del tiempo, el MUBO cuenta con múltiples piezas que van desde equipos mecánicos y de cómputo hasta mobiliario real, documentos de giros y acciones de empresas, con las que el público puede darse una mejor idea de las actividades del sistema financiero y sus cambios producto del desarrollo tecnológico.

Asimismo, la presencia de un módulo Led perteneciente a la antigua pantalla del piso de remates representa un foco de atención para los visitantes, que pueden acercarse a la experiencia de las sesiones de la BMV.

Otro de sus espacios destacados es la recreación del antiguo salón de remates, donde se puede atestiguar cómo las operaciones de compra y venta se asentaban sobre papel durante los años 50.

Aunado a sus esfuerzos por mantener viva la memoria de la cultura bursátil del país, el MUBO también ha servido de escaparate para la exhibición de distintas exposiciones de pintura y la organización de concursos de dibujo destinados a fomentar la creatividad de los más jóvenes.

Como parte del circuito de museos de la Ciudad de México, el MUBO, uno de los cinco más visitados en la capital del país, abre sus puertas de manera gratuita de domingo a viernes en un horario de 10:00 a.m. a 5:00 p.m.