Política Global

662
  • Alemania: el socialista Scholz avanza; el conservador Laschet se hunde
  • La popularidad de Merkel no podrá detener la caída de su candidato
  • La socialdemocracia resurge luego de dos décadas

Juan Barrera Barrera

El domingo 26 Alemania tendrá elecciones federales. Septiembre ha sido también el mes que la canciller Angela Merkel se impuso para retirarse del poder y de la política después de 16 años de gobernar Alemania, ocho de los cuales lo ha hecho en coalición (el gobierno de la Gran Coalición) con el socialista Partido Social Demócrata (PSD).

Merkel tiene el merecido reconocimiento como una gran líder no solo de su país, sino de toda Europa, pero su salida del poder podría quedar empañada, ya que la unión conservadora, formada por el Partido Demócrata Cristiano y su afín bávaro Partido Social Cristiano (PDC-PSC) podría perder la elección en caso de que las tendencias del voto negativas en contra de su candidato, Armin Laschet, se confirmen definitivamente en las urnas.

Por primera vez después de 20 años, los socialdemócratas tienen posibilidades reales de ganar las elecciones con la figura de Olaf Scholz, vicecanciller y ministro de Finanzas, cuya campaña ha ido de menos a más, de tal suerte que se ha colocado en la primera posición con 25% de los sondeos de opinión, superando al candidato oficial que ha caído hasta un 19%, cuando estuvo hasta en 35%, lo que se considera un record histórico a la baja en encuestas de opinión del partido conservador.

Posibles coaliciones de gobierno

Tanto los conservadores como los socialistas necesitan de las alianzas para alcanzar el 50% de la votación y poder formar gobierno y ambos están en esa lucha contra reloj, a 16 días de los comicios. La alianza PSD y Los Verdes (que aparecen con el17% en las encuestas) podría sumar a su coalición el apoyo de la izquierda postcomunista Die Linke que representa el modesto 6% en la última encuesta de opinión de inicio de semana de la empresa demoscópica alemana Forsa, que en un escenario electoral siempre es mejor sumar.

La canciller Angela Merkel ante la caída de la popularidad del candidato Demócrata Cristiano, Armin Laschet, tuvo que subirse a la campaña oficial contra la coalición y avance de las izquierdas y tratar de detener, por lo menos, la sangría de su partido en las encuestas que conforme se acerca la fecha de las elecciones nada más no prende.

El apoyo de Merkel a su correligionario ha ido desde el acompañamiento a Renania del Norte-Westfalia, estado del que es presidente Laschet, donde ha sido duramente cuestionado por las decenas de muertos y destrozos que dejaron las severas inundaciones que sufrió la región en julio.

Luego, este martes, en la Cámara de Diputados (Bundestang) en la última sesión antes de las elecciones, la dirigente conservadora se fue duro contra las izquierdas. Ahí, la política de 67 años y que goza de una trayectoria excepcional, dejo ver su preocupación por la posibilidad de que la coalición izquierdista a tres bandas con la incorporación de Die Linke, que tiene posiciones muy controvertidas en política exterior, como su rechazo a la OTAN, se instale en el poder.

Una fuerza más (13% en intención del voto) es la que lidera Christian Linder, Partido Demócrata Liberal (PDL) que ha dicho estar convencido de la victoria de Scholz, pero con la advertencia de que no es suficiente ganar la contienda electoral, sino llegar a alianzas postelectorales. Socialdemócratas y verdes podrían dejar abierta la puerta al guiño del político liberal y agregar a la coalición rojo-rojo-verde un tono amarillo (coalición semáforo por los colores de los partidos).

El solitario ultraderechista Alternativa para Alemania (PfA) así se quedará como en ocasiones anteriores. Definitivamente ninguna formación política quiere acercarse a un partido de corte fascista, que viene siendo primo hermano del español Vox, cuyo líder impresentable, Santiago Abascal, anda tratando de conquistar tierras mexicanas y latinoamericanas.

Merkel no fortalece candidato débil; socialdemócratas de vuelta al poder

Tal vez ya no le alcance el tiempo, ni su gran popularidad, a Merkel para sacar a flote a Armin Laschet y convencer a los electores alemanes que es el candidato de la continuidad, la estabilidad y la confianza. El asunto es que al candidato de la Unión Social Cristiana se le ve como un candidato débil al que no se le puede comparar mínimamente con las capacidades de la canciller saliente que siempre salió victoriosa en sus cuatro compromisos electorales.

Hay preocupación y desesperación entre las filas de la alianza conservadora. Por ello la decisión de Merkel de romper su “neutralidad” en la campaña del candidato oficial del que tal vez la gobernante alemana en algún momento creyó que tendría la fuerza suficiente para forjarse una personalidad política propia, fuerte y triunfadora.

Todo lo contrario ha resultado Scholz, más inteligente y hábil. El abanderado socialista, de 63 años, que tiene trayectoria y experiencia, cuenta con una imagen más de burócrata de las finanzas que de político de centro-izquierda, pero está realizando una campaña mucho más convincente con su lema “Scholz lo arreglará” que en un par de semanas lo tienen remontado a la unión conservadora en los sondeos de opinión.

Scholz ha ido convenciendo a la opinión pública de que es la mejor opción para la continuidad de Merkel y capaz de hacer un papel digno que mantenga a Alemania con el liderazgo político en la zona euro que dejará Angela Merkel. La última vez que el Partido Socialdemócrata ganó unas elecciones fue en 2002 con Gerhard Schröder, luego esa formación política, la más antigua de Alemania, entró en un largo letargo. Ahora con Scholz tiene la oportunidad de relanzar al socialismo como opción real, ante la reaparición de partidos de ultraderecha en varios países europeos.