Política Global

304
  • Partidos divididos rumbo a los comicios del 2021
  • Morena conflicto tras conflicto, en su peor momento político
  • Los radicales avanzan en el control del movimiento

Juan Barrera Barrera

Las elecciones intermedias para renovar la Cámara de Diputados serán el próximo año, el 6 de junio, pero las fuerzas políticas ya alistan sus baterías para la contienda electoral en plena contingencia sanitaria y sin visos de que la famosa curva se aplane en un tiempo perentorio y con un alto índice de contagios y de fallecimientos. Pero a los partidos políticos ya les urge iniciar el proceso electoral.

El año electoral empieza el 7 de septiembre. Se elegirán a 15 gobernadores, 29 congresos locales y casi dos mil ayuntamientos. Se renovarán ocho gubernaturas donde gobierna el PRI; cuatro de Acción Nacional; una del PRD (Michoacán); una de Morena (Baja California); y una independiente (Nuevo León). Morena tiene mayoría en 18 congresos locales. Son casi 3 mil 500 cargos de elección popular en juego y el padrón electoral será de casi 96 millones de electores.

La oposición tiene por delante una tarea casi imposible: arrebatarle la mayoría legislativa a Morena para convertirse en un contrapeso real al partido oficial y poder ponerle un dique a las iniciativas de ley tanto del presidente Andrés Manuel López Obrador como de su partido y detener el avance del nuevo proyecto económico y social del gobierno de la 4-T.

Los partidos opositores saben que tienen más debilidades que fortalezas. Una de ellas, tal vez la que más les pesa, es su falta de credibilidad ante los electores y la opinión pública, por su pasado salpicado de corrupción e impunidad, pero si no participan en coalición será muy difícil arrebatarle esa ansiada mayoría a López Obrador y a su partido.

Los peores momentos políticos de Morena

Morena atraviesa por sus peores momentos políticos. Como gobierno ha sido muy cuestionado por sus políticas públicas que no han logrado parar la sangría que representa la caída de la economía, que se ha agravado con la crisis del coronavirus: desempleo, cierre de empresas, salida de capitales, disminución de la Inversión Extranjera Directa… El panorama realmente es desolador, aunque el presidente nos diga que debemos cantar la canción “Gracias a la vida”.

Como partido en el poder, Morena no logra superar sus conflictos internos derivados de la imposibilidad de elegir una dirigencia nacional. La lucha por el control del enorme movimiento-partido que creó López Obrador para llegar a la presidencia de la República, lo ha minado a tal grado que en lugar de reducir sus pleitos internos escalan más y más. Seguramente otro diferendo en puerta será el reparto de las candidaturas a cargos de elección popular.

Los conflictos y contradicciones en el seno del morenismo son producto de las contradicciones y los intereses de los diversos grupos que confluyen en un movimiento muy disímbolo, diverso del cual su principal fundador se ha ido distanciando conforme se agudizan esas contradicciones.

El 2021 será totalmente diferente. El nombre del presidente ya no estará en la boleta y el hartazgo de los electores del 2018 ahora puede revertírsele a Morena, cuya figura principal sigue siendo López Obrador, pero su aprobación sigue descendiendo porque él se ha convertido en uno de sus principales detractores.

Su política agresiva ha contribuido a la polarización política que vive el país. Le ha faltado visión para convertirse en un verdadero estadista. En lugar de unificar a una nación dividida por las graves desigualdades y la pobreza, y de otro lado la opulencia de unas cuantas familias, prefiere la política de la confrontación contra todo aquel que no comulgue con su idea de transformación.

Había esperanza en un cambio de gobierno y de régimen, pero ese ideal se ha ido disipando. Morena y AMLO ganaron ampliamente, nadie tiene duda alguna. El árbitro electoral hizo un trabajo inobjetable, a pesar de que ahora quien ganó la presidencia ponga en duda su trabajo para garantizar elecciones limpias. ¿O será que el mandatario tiene temor de perder los comicios del próximo año?

Es posible que Morena no pierda la mayoría, pero así como está el panorama político social y el Movimiento de Renovación Nacional dividido, es factible que vea disminuida su votación y por tanto su presencia aplastante en la Cámara de Diputados. De cumplirse este pronóstico sería un mal augurio para el oficialismo en la elección presidencial.

Los radicales toman ventaja en Morena

En la cruel lucha por Morena no hay tregua que valga de parte del ala más radical. Ahora el blanco del ataque fue contra uno de los más moderados y cercanos al presidente López Obrador, el senador Ricardo Monreal, por parte de John Ackerman, quien de plano perdió el piso y pidió a los senadores de Morena cambiar de coordinador.

Todo ese sainete porque el zacatecano concedió una entrevista al impresentable Carlos Loret de Mola, un conductor de un noticiario declarado totalmente anti 4ª Transformación y que recientemente evidenció en un reportaje las propiedades de su esposa que no aparecen en su declaración patrimonial, la responsable de la secretaría encargada de combatir la corrupción, Eréndira Sandoval.

El sector más duro del partido en el poder también ha marginado de la contienda de Morena a Alejandro Rojas Díaz Durán, suplente de Monreal Ávila, a quien la Comisión de Honor y Justicia suspendió sus derechos políticos durante seis meses, que lo deja fuera de la elección por la dirigencia nacional del partido, que se llevará a cabo en octubre próximo, tentativamente porque siempre hay sorpresas en la izquierda oficial.

Sin la participación de Yeidckol Polevnsky, quien enfrenta una demanda penal por el mal manejo de los recursos durante su interinato,  y de Rojas el camino en Morena está abierto para los radicales que comandan Alfonso Ramírez Cuéllar y Bertha Luján, y para el purismo ideológico que encarnan Ackerman y Sandoval, auténticos defensores del viejo modelo soviético del culto a la personalidad.

La oposición, se observa desde ahora, no irá a las elecciones del 2021 en alianza. La oposición tampoco tiene rumbo político ni rostro. PRI y PAN tienen un pasado muy denso de agravios al pueblo de México por sus políticas excluyentes e insensibles. Del PRD hay poco que hablar y Movimiento Ciudadano ha ido de más a menos, no es ni movimiento ni mucho menos ciudadano.

Estos partidos ¿cuentan con ofertas políticas atractivas? ¿Con qué cara le van a decir a los electores que son la mejor opción y alternativa a Morena? ¿Ellos si saben cómo hacer mejor las cosas, como en el pasado inmediato?

Se imaginan al PAN y al PRI haciendo migas en una elección trascendental, pero tampoco se debe descartar el regreso de esa histórica mancuerna llamada PRIAN, cuando un sector del partido tricolor está más cercano a Morena. Ya veremos los reacomodos políticos.