Política Global

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  • Acaparamiento de vacuna divide a países ricos y pobres
  • México y ONU exigen a gobiernos no monopolizar el fármaco
  • Falta cooperación para vacunar a la población mundial

Juan Barrera Barrera

No hay ninguna duda que el gran desafío que hoy día enfrenta la humanidad es lograr la vacunación de por lo menos el 70% de la población mundial, de lo contrario el mundo se verá envuelto en una grave crisis de muertes provocada no sólo por el coronavirus COVID-19, sino por sus variantes mucho más letales. El tiempo apremia y la producción del fármaco es lenta y su distribución muy selectiva. De no conseguir la cobertura el fracaso será catastrófico.

En esta carrera desesperada contra el tiempo y cuando la humanidad requiere de la solidaridad internacional, los gobiernos de los países más poderosos, los que han invertido cuantiosas cantidades de recursos económicos en la producción de vacunas antivirus, se han mostrado muy insensibles cerrando sus puertas a las naciones emergentes y pobres cuando claman por vacunas.

La actitud de las metrópolis para con los países periféricos ha sido muy cuestionable por la falta de equidad de acceso al apreciado biológico. Los países productores del fármaco seguramente se sienten con el derecho de monopolizar los medicamentos en beneficio, primero, de su población porque así se los demandan y además porque ellos son los que han invertido en su producción.

México y ONU: injusta distribución del fármaco

Sin embargo, como argumenta el secretario general de la ONU, Antonio Guterrez: “Nadie está a salvo hasta que todos estemos a salvo”. En la sesión del Consejo de Seguridad celebrado este miércoles, el alto directivo del organismo mundial y el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, coincidieron en la grave división mundial que está causando la injusta distribución de las vacunas anti COVID-19.

Ambos líderes denunciaron la desigualdad y lo injusto de la distribución, ya que el 75% de las vacunas para revertir el mal pandémico aplicadas hasta ahora se han concentrado solamente en diez naciones, todas ellas desarrolladas que representan el 60% del PIB global, por el contrario, 130 países siguen sin recibir una sola dosis del fármaco.

Las fábricas también han tenido problemas de producción y de suministro que ha llevado a la Unión Europea a prohibir exportaciones mientras no aseguren para su población. Se entiende el aseguramiento local, pero es inmoral que algunos de estos países hayan hecho compras adelantadas de dosis para vacunar a su población de hasta tres a cinco veces. La semana pasada el gobierno mexicano logró que el bloque europeo autorizara el suministro a nuestro país, cuando el gobierno entrante de Estados Unidos nos había anunciado su negativa de exportación.

El acceso desigual e injusto del medicamento está abriendo una brecha entre un pequeño grupo de países y el resto del mundo. “Nunca habíamos visto una división tan profunda que afectase a tantos en tan poco tiempo”, denunció ante el Consejo de Seguridad Marcelo Ebrard, titular de Relaciones Exteriores de México, quien participó en su calidad de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Fracaso mundial rotundo si no hay vacunas para todos

La pandemia mundial se ha instalado en los foros internacionales y domésticos como tema de primer orden a resolver, como un asunto de emergencia sanitaria, sin embargo, la respuesta multilateral ante un problema de vida o muerte nada más no ha funcionado y pone en duda su capacidad para superar amenazas sumamente graves para la humanidad.

La pandemia ha causado graves daños en la economía global y con ello acentuando aún más la pobreza y la desigualdad, especialmente en países que están sumidos en ese rango. El director general de la OCDE, José Ángel Gurría, en un documento de principios de mes titulado, también estima que la falta de cooperación internacional pone en riesgo que “seamos capaces de superar una prueba crucial para la humanidad; vacunar lo más extensamente posible para erradicar el COVID-19 en todo el mundo. Este fracaso podría conducir a un rotundo desastre económico y social.

La economía mundial requiere con urgencia que se emprendan mayores esfuerzos globales para erradicar el virus. Las Perspectivas Económicas de la OCDE de diciembre de 2020 proyectaban que la economía mundial se recuperaría de la peor crisis sufrida en un siglo, siempre y cuando las vacunas se aplicaran con rapidez y en todo el mundo durante 2021.

Pero si las vacunas no se aplican con rapidez, la situación sanitaria se agravaría en extremo y en consecuencia la situación económica y social, con el riesgo del surgimiento de mutaciones más letales que el COVID-19. En este escenario adverso, afirma la OCDE, el PIB proyectado representaría una pérdida de 4 billones de dólares que sumandos a los 6 billones en el escenario “favorable” sin pandemia llegaría a los 10 billones de dólares.

Estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) vacunar a toda la población mundial a partir de los 15 años tendría un costo de menos de cien mil millones de dólares que comparado con los 12 billones de dólares que se destinaron al apoyo de la economía mundial en el 2020 representa una pequeña cantidad, precisa la OCDE.

Pero ese escenario deseable se ve poco viable en tanto que la cooperación y la coordinación internacionales sigan siendo escasas. Si los países avanzados cierran sus fronteras al apoyo a la vacunación en los países menos desarrollados, la gente seguirá muriendo inevitablemente, y de ser así el fracaso rotundo será de grandes proporciones para la humanidad.

Urge solidaridad y cooperación coordinada de los líderes y de los organismos mundiales para vacunar al mundo, mañana puede ser muy tarde.